Diario informativo de nuestro programa de Radio. Radio Mania es un programa de Interes General que se emite los lunes de 21 a 23hs por RBD radio, pronto...
martes, 19 de junio de 2018
jueves, 14 de junio de 2018
Media sansión a la Ley por la despenalizacion del aborto
Por 129 contra 125, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de legalización del aborto. La votación sobrevino tras casi 22 horas de sesión, en un Congreso abrazado por una marea verde de chicas y chicos que resistieron temperaturas bajo cero durante la noche a la espera de la ley, y mientras las redes sociales bullían de reclamos a indecisos y agradecimientos a quienes avalarían la media sanción. A las 9.51, cuando los números aparecieron registrados en la pantalla de la Cámara, el recinto estalló en gritos y aplausos. Quedaba atrás una noche, un día larguísimo.
Las intervenciones en contra del la legalización sostuvieron un amplio espectro que iba desde presuntas inconstitucionalidades (que habían sido ya desmentidas) y presuntas violaciones de tratados internacionales (también desmentidas) hasta comparaciones novedosas, como la que sostuvo un paralelismo entre una mujer embarazada y una perra preñada o entre los humanos y los marsupiales. Una de las diputadas que desde abril más resistió el trámite legislativo del proyecto, Elisa Carrió, no expuso en la Cámara, apenas estuvo los minutos necesarios para votar. En el medio, alcanzó a gesticular durante la última intervención de Silvina Lospenatto (aplaudida por diputadas y diputados de todos los bloques cuando cerró enumerando los nombres de mujeres de la Campaña) y despedirse antes de la votación en particular, con un grito de “lloren, lloren”.
En cambio, alrededor de las 3 de la mañana, después de haber tuiteado la foto de una capilla, se presentó en el Salón de Pasos Perdidos para señalar que, aun cuando sabía que habrá mujeres que morían por el aborto clandestino, votaría en contra. Con diferencia de minutos, mientras la multitud verde seguía frente a un escenario, una pantalla gigante que transmitía la sesión, un grupo de diputadas y diputados que fue clave para llegar a la instancia del tratamiento en la Cámara, subía al escenario, en un momento inédito. Rodeadas de artistas que arengaban la espera hasta convertirla en fiesta, Araceli Ferreyra, Victoria Donda, Romina Del Pla, Daniel Lipovetzky, Karina Banfi, Olga Rista, Mayra Mendoza, Silvina Lospenato, Cecilia Moreau, Lucila De Ponti, Mónica Macha salieron a la calle, participaron de la vigilia motorizadas por la Colectiva de Actrices y la Campaña y pidieron a la multitud que continuara acompañando la sesión.
Congreso adentro, la sesión, además de extensa, estuvo plagada de conteos y reconteos incesantes de votos prometidos a favor y en contra, posibles abstenciones y ausencias, rumores de suspicacias en torno a tácticas de seducción a cargo de diputados antiderechos. Uno de esos trascendidos, sin embargo, cobró cuerpo de manera oficial en el recinto, cuando Victoria Donda, alrededor de las diez de la noche, denunció que, aunque se había convenido que en el sector de legisladores non habría invitados, hacía horas deambulaba por allí un médico del Hospital Austral, por intermediación de Nicolás Massot. El macrista, que, horas antes, había intentado provocar a los diputados Mayra Mendoza, Horacio Pietragalla y Juan Cabandié (ver aparte), respondió que pediría al médico que se retirara.
Durante horas, la trama transversal que llevó adelante el tratamiento del proyecto en comisiones se vio reflejada en el recinto, no sólo en discursos de diputadas y diputados de distintos partidos que subrayaron el valor del trabajo de consenso, sino también en cómo fueron acompañándose durante las horas dentro y fuera del recinto, cuando las negociaciones en despachos y pasillos eran febriles.
Las exposiciones, por mención y por omisión, también dejaron el claro el peso de las presiones de los sectores antiderechos sobre los votos. Entrada la madrugada, uno de los diputados que durante las semanas previas había sentido esa presión —al punto tal que fue objeto de mención en el Te Deum del obispo provincial el 25 de mayo, y además denunció públicamente haber recibido amenazas por parte de los antiderechos, que habían divulgado su número de teléfono— resolvió votar en contra. Aun cuando encontraba que había más argumentos para la despenalización, digo Facundo Garretón, el tucumano que además había postergado su decisión en base a una encuesta realizada online, votaría en contra. Poco después, el diputado Atilio Benedetti, señalaba con preocupación que había “pueblos del interior donde se han radicalizado las posiciones”.
La tucumana Teresita Villavicencio, otra de las tucumanas presionadas públicamente por el obispo provincial en una misa, explicó que avalaba la legalización porque un episodio puntual de su trabajo anterior, como policía, le había cambiado la perspectiva. “Tuve que ir al hospital para investigar por qué cuatro mujeres habían muerto por aborto provocado. El juez me ordenó que trate de conseguir pruebas”, recordó, y añadió que por eso pidió a un médico del hospital, que había atendido a esas mujeres, que le brindara nombres y pruebas. “No imaginé que iba encontrar un médico comprometido con la realidad de esas mujeres. Le pregunté quiénes eran esas mujeres, que necesitaba esa información. Y él me respondió si yo tenia seguridad de que él me iba a dar esa información. Le dije que sí, que era su obligación, no me contestó nada. Se limitó a mostrarme las prendas humildes que habían quedado de esas mujeres. Pude sentir el olor a la miseria, al abandono, pude sentir el olor al Estado ausente. Después me preguntó si yo conocía la realidad de esas mujeres, las circunstancias que las llevan a tomar esa decisión así, por qué estaban en el hospital. Si sabía que se habían hecho abortos con agujas, con sondas. Le dije que no, porque en la escuela de policía me habían formado para perseguir un delito. A partir de ahí seguimos conversando sobre la falta de educación sexual, que hoy está en boga en el recinto, varias provincias no tienen educación sexual. No podía hablar. Pero sí tenía una certeza de en qué lugar estaría de ahí en más. La vida y los ciudadanos me honraron con esta banca, que no es mía, es de esas cuatro mujeres a las que nunca conocí. Es de ese médico que cambió mi mirada para siempre”, narró.
“Este proyecto habla de los derechos de las mujeres, de ampliarlos. Nunca nadie puede arrepentirse de ampliar derechos”, dijo a su turno Karina Banfi, que refirió tangencialmente las razones de algunos indecisos: “nadie puede ver amenazada su carrera política por ampliar derechos”. Recordó, luego, que el proyecto instaura una opción, no una obligación. “No queremos más mujeres amenazadas de muerte, queremos mujeres que puedan elegir libremente. Escuché argumentos de los varones que van a votar en contra porque no están incluidos en la decisión de la práctica de un aborto. El Estado no se puede meter en la vida de sus parejas, es parte de sus vidas privadas. Pueden enojarse, pelearse, separarse, odiar a esa mujer toda la vida. Lo que no pueden hacer es pedirle al Estado que la meta presa porque no quiere esa mujer tener un hijo de ustedes”, añadió. Enumeró. Dijo que si el debate se sostenía era por las activistas de la Campaña, las estudiantes, las profesionales, las autoras, las escritoras, las actrices movilizadas. “Está llena la calle, vayan”, animó a los indecisos y los opositores.
Horas antes, la diputada antiderechos Estela Regidor había sorprendido con una argumentación que equiparaba a mujeres con mascotas. “Seguro que muchos de ustedes tienen mascotas ¿Qué pasa cuando una perrita queda embarazada? No la llevamos al veterinario a que aborte”, razonó, antes de continuar: “enseguida salimos a buscar a quién regalarle los perritos”. En cambio, preguntó, “¿qué nos pasa a los seres humanos que tenemos esta maldita razón que nos tapa el corazón? Si fuéramos un poquito más animales, no mataríamos a nuestras crías, las criaríamos como fuera”.
Por eso, a su turno, Hugo Yasky señaló que “si el ejemplo de los perritos que se regalan lo hubiese planteado un diputado, un hombre, en este Congreso, ahora habría un escándalo”, porque se trata de “un pensamiento rústicamente patriarcal, en el que la mujer es el vientre”. Yasky, además, reservó un tiempo para rastrear, inclusive, la razón machista en el origen de los bajos salarios que históricamente cobran los docentes (porque se contrataba a mujeres, dijo, se les pagaba menos). En la madrugada, cuando el frío no barría los pañuelos verdes de las calles, advirtió a sus colegas de recinto que todavía “a estas horas, con esta temperatura" la movilización rodeaba el Congreso. Hay un "nuevo sujeto social colectivo en la calle, esperando”, dijo.
Soledad Vallejos (Página 12)
Las intervenciones en contra del la legalización sostuvieron un amplio espectro que iba desde presuntas inconstitucionalidades (que habían sido ya desmentidas) y presuntas violaciones de tratados internacionales (también desmentidas) hasta comparaciones novedosas, como la que sostuvo un paralelismo entre una mujer embarazada y una perra preñada o entre los humanos y los marsupiales. Una de las diputadas que desde abril más resistió el trámite legislativo del proyecto, Elisa Carrió, no expuso en la Cámara, apenas estuvo los minutos necesarios para votar. En el medio, alcanzó a gesticular durante la última intervención de Silvina Lospenatto (aplaudida por diputadas y diputados de todos los bloques cuando cerró enumerando los nombres de mujeres de la Campaña) y despedirse antes de la votación en particular, con un grito de “lloren, lloren”.
En cambio, alrededor de las 3 de la mañana, después de haber tuiteado la foto de una capilla, se presentó en el Salón de Pasos Perdidos para señalar que, aun cuando sabía que habrá mujeres que morían por el aborto clandestino, votaría en contra. Con diferencia de minutos, mientras la multitud verde seguía frente a un escenario, una pantalla gigante que transmitía la sesión, un grupo de diputadas y diputados que fue clave para llegar a la instancia del tratamiento en la Cámara, subía al escenario, en un momento inédito. Rodeadas de artistas que arengaban la espera hasta convertirla en fiesta, Araceli Ferreyra, Victoria Donda, Romina Del Pla, Daniel Lipovetzky, Karina Banfi, Olga Rista, Mayra Mendoza, Silvina Lospenato, Cecilia Moreau, Lucila De Ponti, Mónica Macha salieron a la calle, participaron de la vigilia motorizadas por la Colectiva de Actrices y la Campaña y pidieron a la multitud que continuara acompañando la sesión.
Congreso adentro, la sesión, además de extensa, estuvo plagada de conteos y reconteos incesantes de votos prometidos a favor y en contra, posibles abstenciones y ausencias, rumores de suspicacias en torno a tácticas de seducción a cargo de diputados antiderechos. Uno de esos trascendidos, sin embargo, cobró cuerpo de manera oficial en el recinto, cuando Victoria Donda, alrededor de las diez de la noche, denunció que, aunque se había convenido que en el sector de legisladores non habría invitados, hacía horas deambulaba por allí un médico del Hospital Austral, por intermediación de Nicolás Massot. El macrista, que, horas antes, había intentado provocar a los diputados Mayra Mendoza, Horacio Pietragalla y Juan Cabandié (ver aparte), respondió que pediría al médico que se retirara.
Durante horas, la trama transversal que llevó adelante el tratamiento del proyecto en comisiones se vio reflejada en el recinto, no sólo en discursos de diputadas y diputados de distintos partidos que subrayaron el valor del trabajo de consenso, sino también en cómo fueron acompañándose durante las horas dentro y fuera del recinto, cuando las negociaciones en despachos y pasillos eran febriles.
Las exposiciones, por mención y por omisión, también dejaron el claro el peso de las presiones de los sectores antiderechos sobre los votos. Entrada la madrugada, uno de los diputados que durante las semanas previas había sentido esa presión —al punto tal que fue objeto de mención en el Te Deum del obispo provincial el 25 de mayo, y además denunció públicamente haber recibido amenazas por parte de los antiderechos, que habían divulgado su número de teléfono— resolvió votar en contra. Aun cuando encontraba que había más argumentos para la despenalización, digo Facundo Garretón, el tucumano que además había postergado su decisión en base a una encuesta realizada online, votaría en contra. Poco después, el diputado Atilio Benedetti, señalaba con preocupación que había “pueblos del interior donde se han radicalizado las posiciones”.
La tucumana Teresita Villavicencio, otra de las tucumanas presionadas públicamente por el obispo provincial en una misa, explicó que avalaba la legalización porque un episodio puntual de su trabajo anterior, como policía, le había cambiado la perspectiva. “Tuve que ir al hospital para investigar por qué cuatro mujeres habían muerto por aborto provocado. El juez me ordenó que trate de conseguir pruebas”, recordó, y añadió que por eso pidió a un médico del hospital, que había atendido a esas mujeres, que le brindara nombres y pruebas. “No imaginé que iba encontrar un médico comprometido con la realidad de esas mujeres. Le pregunté quiénes eran esas mujeres, que necesitaba esa información. Y él me respondió si yo tenia seguridad de que él me iba a dar esa información. Le dije que sí, que era su obligación, no me contestó nada. Se limitó a mostrarme las prendas humildes que habían quedado de esas mujeres. Pude sentir el olor a la miseria, al abandono, pude sentir el olor al Estado ausente. Después me preguntó si yo conocía la realidad de esas mujeres, las circunstancias que las llevan a tomar esa decisión así, por qué estaban en el hospital. Si sabía que se habían hecho abortos con agujas, con sondas. Le dije que no, porque en la escuela de policía me habían formado para perseguir un delito. A partir de ahí seguimos conversando sobre la falta de educación sexual, que hoy está en boga en el recinto, varias provincias no tienen educación sexual. No podía hablar. Pero sí tenía una certeza de en qué lugar estaría de ahí en más. La vida y los ciudadanos me honraron con esta banca, que no es mía, es de esas cuatro mujeres a las que nunca conocí. Es de ese médico que cambió mi mirada para siempre”, narró.
“Este proyecto habla de los derechos de las mujeres, de ampliarlos. Nunca nadie puede arrepentirse de ampliar derechos”, dijo a su turno Karina Banfi, que refirió tangencialmente las razones de algunos indecisos: “nadie puede ver amenazada su carrera política por ampliar derechos”. Recordó, luego, que el proyecto instaura una opción, no una obligación. “No queremos más mujeres amenazadas de muerte, queremos mujeres que puedan elegir libremente. Escuché argumentos de los varones que van a votar en contra porque no están incluidos en la decisión de la práctica de un aborto. El Estado no se puede meter en la vida de sus parejas, es parte de sus vidas privadas. Pueden enojarse, pelearse, separarse, odiar a esa mujer toda la vida. Lo que no pueden hacer es pedirle al Estado que la meta presa porque no quiere esa mujer tener un hijo de ustedes”, añadió. Enumeró. Dijo que si el debate se sostenía era por las activistas de la Campaña, las estudiantes, las profesionales, las autoras, las escritoras, las actrices movilizadas. “Está llena la calle, vayan”, animó a los indecisos y los opositores.
Horas antes, la diputada antiderechos Estela Regidor había sorprendido con una argumentación que equiparaba a mujeres con mascotas. “Seguro que muchos de ustedes tienen mascotas ¿Qué pasa cuando una perrita queda embarazada? No la llevamos al veterinario a que aborte”, razonó, antes de continuar: “enseguida salimos a buscar a quién regalarle los perritos”. En cambio, preguntó, “¿qué nos pasa a los seres humanos que tenemos esta maldita razón que nos tapa el corazón? Si fuéramos un poquito más animales, no mataríamos a nuestras crías, las criaríamos como fuera”.
Por eso, a su turno, Hugo Yasky señaló que “si el ejemplo de los perritos que se regalan lo hubiese planteado un diputado, un hombre, en este Congreso, ahora habría un escándalo”, porque se trata de “un pensamiento rústicamente patriarcal, en el que la mujer es el vientre”. Yasky, además, reservó un tiempo para rastrear, inclusive, la razón machista en el origen de los bajos salarios que históricamente cobran los docentes (porque se contrataba a mujeres, dijo, se les pagaba menos). En la madrugada, cuando el frío no barría los pañuelos verdes de las calles, advirtió a sus colegas de recinto que todavía “a estas horas, con esta temperatura" la movilización rodeaba el Congreso. Hay un "nuevo sujeto social colectivo en la calle, esperando”, dijo.
Soledad Vallejos (Página 12)
Arranca el Mundial de Rusia 2018
Hoy a partir de las 12hs de nuestro país se dará a rodar por primera vez la pelota en esta nueva fiesta del futbol que es el mundial, en este caso Rusia 2018.
Arrancan las ilusiones y todos esperamos que Messi y compañía nos traigan una alegría deportiva.
Acá te compartimos, los grupos y un fixture interactivo para completar.
Fixture Interactivo
Arrancan las ilusiones y todos esperamos que Messi y compañía nos traigan una alegría deportiva.
Acá te compartimos, los grupos y un fixture interactivo para completar.
Fixture Interactivo
miércoles, 13 de junio de 2018
martes, 12 de junio de 2018
Amaia Montero presenta "Nacidos para creer"
Nacidos para creer, es el cuarto álbum solista de la cantautora española Amaia Montero, el cual se grabó en Londres en los estudios Kensaltown, bajo la producción de Martin Terefe durante la segunda mitad de 2017.
El material fue publicado el 1 de junio de 2018, aunque en un principio iba a ser publicado el 11 de mayo.
Hasta la fecha, los únicos singles son Nacidos para creer y Mi Buenos Aires.
Nacidos para creer es lo más parecido a un desnudo emocional. Así lo describe el poeta Benjamín Prado, gran amigo de la cantante, que ha participado en la creación conjunta de las letras de varios temas. “Una confesión sin abogados, líneas rojas o direcciones prohibidas, hecha a cara descubierta, con las cartas boca arriba y las manos sobre la mesa”, escribe Prado, porque “hay cosas que sólo se pueden decir en una canción y Amaia Montero quería que todas las de Nacidos para creer fueran de esa clase.
La colaboración en el disco en la parte compositiva estuvieron de la mano de Benjamín Prado, Idoia Montero y Vicente Amigo.
El playslist es este:
1.Nacidos para creer - 3:46
2.Mi Buenos Aires - 3:56
3.Revolución - 3:41
4.Ave Fénix - 3:56
5.Vistas al mar - 4:07
6.Por ti - 2:53
7.La boca del lobo - 3:42
8.Final feliz - 3:41
9.Me equivoqué - 3:37
10.La enredadera - 5:50
Te dejamos el video del primer corte, Nacidos para Creer.
El material fue publicado el 1 de junio de 2018, aunque en un principio iba a ser publicado el 11 de mayo.
Hasta la fecha, los únicos singles son Nacidos para creer y Mi Buenos Aires.
Nacidos para creer es lo más parecido a un desnudo emocional. Así lo describe el poeta Benjamín Prado, gran amigo de la cantante, que ha participado en la creación conjunta de las letras de varios temas. “Una confesión sin abogados, líneas rojas o direcciones prohibidas, hecha a cara descubierta, con las cartas boca arriba y las manos sobre la mesa”, escribe Prado, porque “hay cosas que sólo se pueden decir en una canción y Amaia Montero quería que todas las de Nacidos para creer fueran de esa clase.
La colaboración en el disco en la parte compositiva estuvieron de la mano de Benjamín Prado, Idoia Montero y Vicente Amigo.
El playslist es este:
1.Nacidos para creer - 3:46
2.Mi Buenos Aires - 3:56
3.Revolución - 3:41
4.Ave Fénix - 3:56
5.Vistas al mar - 4:07
6.Por ti - 2:53
7.La boca del lobo - 3:42
8.Final feliz - 3:41
9.Me equivoqué - 3:37
10.La enredadera - 5:50
Te dejamos el video del primer corte, Nacidos para Creer.
Película recomendada de la semana
Brain on Fire es una película dirigida y escrita por Gerard Barrett, basado en libro de memorias de Susannah Cahalan “Brain on Fire”.
La película está protagonizada por Chloë Grace Moretz, Jenny Slate, Thomas Mann, Carrie-Anne Moss y Richard Armitage.
La historia se desarrolla en la vida de una periodista del periódico New York Post llamada Susannah Cahalan (Chloë Grace Moretz), ella comienza a tener problemas de salud graves, como convulsiones y escuchar voces. A medida que las semanas pasan, su condición empeora y rápidamente se mueve de la violencia a la catatonia. Después de numerosos diagnósticos erróneos y una hospitalización, un médico finalmente le da el diagnóstico y la esperanza de reconstruir su vida.
La reflexión final de la película impone claramente como Susannah, es víctima de un sistema médico que se encierra en diagnósticos tradicionales y no van a fondo para tratar de ayudarla, hasta que un medico decidido a salvar su vida da en el clavo con el diagnostico. Su familia siempre la apoyo y la sostuvo a lo largo de su recuperación.
Broad Green Pictures produjo este material en 2016 y la llevo al cine el 22 de febrero de 2017, y es nuestra película recomendada de la semana.
La película está protagonizada por Chloë Grace Moretz, Jenny Slate, Thomas Mann, Carrie-Anne Moss y Richard Armitage.
La historia se desarrolla en la vida de una periodista del periódico New York Post llamada Susannah Cahalan (Chloë Grace Moretz), ella comienza a tener problemas de salud graves, como convulsiones y escuchar voces. A medida que las semanas pasan, su condición empeora y rápidamente se mueve de la violencia a la catatonia. Después de numerosos diagnósticos erróneos y una hospitalización, un médico finalmente le da el diagnóstico y la esperanza de reconstruir su vida.
La reflexión final de la película impone claramente como Susannah, es víctima de un sistema médico que se encierra en diagnósticos tradicionales y no van a fondo para tratar de ayudarla, hasta que un medico decidido a salvar su vida da en el clavo con el diagnostico. Su familia siempre la apoyo y la sostuvo a lo largo de su recuperación.
Broad Green Pictures produjo este material en 2016 y la llevo al cine el 22 de febrero de 2017, y es nuestra película recomendada de la semana.
Pedro Acosta
Columnista de Espectáculos
RadioMania Programa
Dólar que sube y sube
Sin oferta por parte de la autoridad monetaria ni ventas del Banco Nación, el dólar se disparó sobre el cierre 47 centavos al récord de $ 26,45 en agencias y bancos de la city porteña, tras el acuerdo alcanzado la semana pasada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para calmar a los mercados tras recientes turbulencias.
Fue en sintonía con el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), donde la divisa trepó 69 centavos y cerró a $ 26 en una jornada con poco volumen de negocios (cayó 22% a u$s 528 millones). Sucedió luego de que el jueves el país obtuvo una línea de crédito "stand by" por u$s 50.000 millones, con un compromiso de una aceleración en la reducción de su déficit fiscal, entre otras medidas.
El mercado comenzó a operar con un dólar a $ 25,35 pero la oferta estuvo ausente en todo el día, motivo por el cual comenzó a subir lentamente el tipo de cambio hasta que, faltando media hora y ante el temor de los bancos de no poder cubrir la demanda, se disparó subiendo de manera abrupta hasta alcanzar la insólita cifra de $ 26,20, es decir, 90 centavos más que el cierre del último viernes.
Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios, indicó que "operadores esperaban que, con ante una suba del dólar mayorista contra el peso de 3,5% en el día, iba a intervenir el Banco Nación en el último tramo de la jornada para amortiguar la suba y no causar sobresaltos en la cotización. Sin embargo, en los 30 minutos anteriores al cierre de la jornada, dejó que corriera la cotización".
En el mercado de dinero entre bancos, el "call money" se operó estable al 37% TNA. En "swaps" cambiarios se pactaron u$s 120 millones para tomar y/o colocar fondos en pesos mediante el uso de compra-venta de dólares para el martes y el miércoles. Las tasas de Lebac en el mercado secundario se negociaban en el plazo de 10 y 37 días al 40% y la de 163 días al 38% TNA.
En el Rofex, donde se intercambiaron u$s 737 millones, más del 70% se pactó entre junio y agosto con precios a $ 26,40 y 27,617 respectivamente con tasas del 29,55% y 28% TNA para esos plazos. Los futuros subieron más de 40 centavos promedio, acompañando la suba final del spot también de cuarenta centavos en la última media hora.
En la plaza paralela, el blue terminó con suba de 10 centavos a $ 26,30, por debajo del segmento oficial, según el relevamiento de este medio en cuevas de la city porteña. A su vez, el "contado con liqui" trepó 56 centavos a $ 26,05.
Por último, las reservas del Banco Central cayeron este lunes u$s 10 millones hasta los u$s 49.640 millones.
Fue en sintonía con el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), donde la divisa trepó 69 centavos y cerró a $ 26 en una jornada con poco volumen de negocios (cayó 22% a u$s 528 millones). Sucedió luego de que el jueves el país obtuvo una línea de crédito "stand by" por u$s 50.000 millones, con un compromiso de una aceleración en la reducción de su déficit fiscal, entre otras medidas.
El mercado comenzó a operar con un dólar a $ 25,35 pero la oferta estuvo ausente en todo el día, motivo por el cual comenzó a subir lentamente el tipo de cambio hasta que, faltando media hora y ante el temor de los bancos de no poder cubrir la demanda, se disparó subiendo de manera abrupta hasta alcanzar la insólita cifra de $ 26,20, es decir, 90 centavos más que el cierre del último viernes.
Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios, indicó que "operadores esperaban que, con ante una suba del dólar mayorista contra el peso de 3,5% en el día, iba a intervenir el Banco Nación en el último tramo de la jornada para amortiguar la suba y no causar sobresaltos en la cotización. Sin embargo, en los 30 minutos anteriores al cierre de la jornada, dejó que corriera la cotización".
En el mercado de dinero entre bancos, el "call money" se operó estable al 37% TNA. En "swaps" cambiarios se pactaron u$s 120 millones para tomar y/o colocar fondos en pesos mediante el uso de compra-venta de dólares para el martes y el miércoles. Las tasas de Lebac en el mercado secundario se negociaban en el plazo de 10 y 37 días al 40% y la de 163 días al 38% TNA.
En el Rofex, donde se intercambiaron u$s 737 millones, más del 70% se pactó entre junio y agosto con precios a $ 26,40 y 27,617 respectivamente con tasas del 29,55% y 28% TNA para esos plazos. Los futuros subieron más de 40 centavos promedio, acompañando la suba final del spot también de cuarenta centavos en la última media hora.
En la plaza paralela, el blue terminó con suba de 10 centavos a $ 26,30, por debajo del segmento oficial, según el relevamiento de este medio en cuevas de la city porteña. A su vez, el "contado con liqui" trepó 56 centavos a $ 26,05.
Por último, las reservas del Banco Central cayeron este lunes u$s 10 millones hasta los u$s 49.640 millones.
domingo, 10 de junio de 2018
Lógica del ajuste
Desde que se desató la corrida cambiaria, el presidente Macri ha venido insistiendo en que el problema es que “gastamos más de lo que tenemos”. Esta lógica ha estado desde los inicios del gobierno de Cambiemos, cuando Macri llamó a terminar con el “despilfarro populista” durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional en 2016, aunque la resistencia social fue obligando al gobierno a seguir un camino “gradualista”. En su discurso, el gobierno afirma que tiene la misión histórica de ordenar la economía tras más de 70 años de desbarajuste fiscal.
La idea de que los argentinos (sin distinciones) gastan más de lo que producen y que “el mundo” nos ha hecho el favor de prestar plata para financiar dicho exceso ha logrado instalarse en ciertos sectores de la sociedad. Habría llegado el momento en que “el mundo” no estaría más dispuesto a seguir financiado nuestros “excesos”, con lo cual no quedaría otra que realizar dolorosos sacrificios.
La importancia de este diagnóstico es que apela al sentido común, al sostener que no se puede “vivir de prestado”, equiparando el funcionamiento de un cuerpo social complejo como una Nación a una situación cotidiana individual. La reducción de toda explicación económica y social al comportamiento individual cumple así la función ideológica de opacar las verdaderas causas de un fenómeno social complejo.
El problema
El gobierno se ha empecinado en señalar que el origen de todos los males radica en el déficit fiscal heredado de la gestión anterior, que habría incrementado el gasto público muy por encima de la recaudación tributaria. Sin embargo, a pesar del recorte en los subsidios económicos, este problema ha sido agravado por el actual gobierno al reducir tributos (como la eliminación y/o reducción de las retenciones a las exportaciones y del impuesto a los bienes personales) y al incrementar el gasto correspondiente a los pagos de intereses de la deuda pública que, según cálculos de CIFRA, pasaron del 1,4 al 2,2 por ciento del PIB entre 2015 y 2017.
De todas maneras, la cuestión central detrás de la última crisis cambiaria no es el déficit fiscal, sino el de cuenta corriente del balance de pagos, siendo éste el principal problema que registra la economía. El déficit fiscal, que es en pesos, puede ser financiado mediante el endeudamiento interno o bien con emisión monetaria (si esta última genera inflación o no es otra discusión). De hecho, aunque se lograra obtener superávit fiscal, la Argentina seguiría necesitando financiamiento externo debido al déficit en cuenta corriente.
Esto es lo que ha venido financiando “el mundo” (eufemismo para señalar a los grandes capitales financieros internacionales), es decir, el exceso de dólares que demanda la economía por sobre su capacidad para generarlos. Si bien entre 2002 y 2009 la Argentina logró obtener un importante superávit en cuenta corriente -fundamentalmente gracias a una fuerte contracción inicial de las importaciones a raíz de la crisis y luego debido a la mejora en los términos de intercambio-, desde 2010 en adelante la situación ha vuelto a ser deficitaria
Entre 2010 y 2015 este déficit fue afrontado por los gobiernos de CFK de un modo contradictorio, donde convivieron intentos por regular el comportamiento del capital extranjero con la búsqueda por reinsertar a la Argentina en el mercado internacional de crédito. Dado el litigio judicial con los fondos buitre, esta última opción se mantuvo restringida, frente a lo cual se optó por sacrificar una parte importante de las reservas internacionales acumuladas en el período anterior.
Lejos de resolverse, este problema se agravó tras el recambio gubernamental. El año pasado el déficit en cuenta corriente alcanzó el récord de 30.800 millones de dólares, equivalente al 4,8 por ciento del Producto Bruto Interno. Se ha resaltado la importancia del déficit comercial (5522 millones de dólares) y de servicios -incluye turismo- (9778 millones de dólares), pero estos rubros explican solo la mitad del déficit en cuenta corriente. El resto (15.906 millones de dólares) es explicado por las utilidades obtenidas por los inversores extranjeros y los pagos de intereses de la deuda externa.
Desde la asunción del gobierno de Cambiemos, ese déficit ha sido financiado mediante el ingreso de dólares especulativos (inversiones de cartera) y un acelerado proceso de endeudamiento externo (cuenta financiera). Esto fue posible en buena medida por el relativo bajo nivel de endeudamiento que tenía la economía en 2015 y por la implementación de la “bicicleta financiera” a partir de los altos rendimientos que ofrecían las Lebac y otros instrumentos financieros en “moneda dura”.
El virtual cierre de los mercados financieros internacionales y la retirada de buena parte de las inversiones especulativas explican la reciente corrida cambiaria. Si bien hubo un conjunto de factores externos y otros coyunturales que pudieron haber precipitado este escenario (sequía en el campo, suba de la tasa de interés en Estados Unidos, impuesto a las ganancias para las inversores extranjeros en títulos locales), estos se montan sobre los problemas estructurales que presenta la economía en su sector externo.
Los grandes operadores financieros a nivel mundial evaluaron que el déficit de cuenta corriente era demasiado alto y que la “gradualidad” del ajuste aplicado no alcanzaba para reducirlo y garantizar el repago de la deuda y el mantenimiento de los altos rendimientos financieros en dólares.
Restricción externa
Se afirma que el conjunto de la sociedad debe pagar los costos de “haber vivido de prestado” y que por lo tanto, como hace cualquier hogar o empresa, debe ajustar sus gastos a sus ingresos. Pero, como se señaló, el principal problema, y que desató la última crisis financiera (con inevitables consecuencias sobre la “economía real”), es la falta de divisas, es decir, la restricción externa.
¿Quiénes son los principales responsables de la restricción externa? En lo que respecta al déficit comercial, existe cierto sesgo de clase dado que la canasta consumo de los estratos de mayores ingresos suele tener un componente importado mucho mayor al promedio (por ejemplo, autos de gama media y alta, smartphones de alta gama, viajes turísticos al exterior). En cambio, el grueso de los asalariados gasta una mayor proporción de sus ingresos en alimentos, servicios básicos y otros bienes con menor contenido importado.
La redistribución regresiva del ingreso producida desde la asunción del gobierno de Cambiemos solo ha tendido a agravar este problema, fomentando el consumo de los estratos más altos en detrimento de los bajos y medios. La apertura comercial también ha fortalecido el proceso de desintegración productiva local, fomentando un incremento de las importaciones de insumos y de bienes de capital, que en muchos casos ha reemplazado producción local.
Además, la mitad del déficit de cuenta corriente corresponde a las ganancias obtenidas por las empresas transnacionales (y que no han sido compensadas con el ingreso de nuevas inversiones) y los pagos de intereses de la deuda externa. Mientras que lo primero responde al alto nivel de extranjerización alcanzado por la economía argentina (proceso que ha venido desarrollándose, con algunas oscilaciones, desde mediados de la década de 1990), el aumento del pago de intereses corresponde principalmente al acelerado proceso de endeudamiento externo de estos dos últimos años, cuyo destino no ha sido el de generar nuevos sectores en la economía real que puedan proveer divisas adicionales (exportaciones) o bien ahorrarlas (sustitución de importaciones), sino financiar la salida de dólares a través del comercio exterior, el turismo, la remisión de utilidades, el pago de intereses y la fuga de capitales.
Deuda y fuga
La fuga de capitales ha sido una constante en distintas etapas económicas desde las reformas aplicadas por la última dictadura militar (1976-1983), aunque ha variado en intensidad según distintas coyunturas. La misma se había reducido notablemente a partir de la introducción de los controles cambiarios a fines de 2011 (“cepo”), aunque ello generó también otro tipo de problemas que no serán analizados aquí.
Desde la eliminación de los controles cambiarios a fines de 2015, la fuga se reactivó fuertemente, alcanzando los 24.941 millones de dólares en 2017 y 9369 millones entre enero y marzo de este año, es decir, antes de que se desatara la corrida.
La fuga ha sido históricamente protagonizada por los grandes grupos económicos locales y extranjeros, a lo cual se suma una demanda menor pero también importante de individuos de sectores medios-altos que buscan conservar sus ahorros en “moneda dura”.
Esta fuga fue facilitada por el gobierno de Macri mediante varios mecanismos:
1. A partir de desarmar controles y restricciones a la compra de moneda extranjera.
2. Con la eliminación de tiempos mínimos de permanencia para las inversiones de cartera y el fin de la obligación de los exportadores de liquidar las divisas en el mercado de cambios.
3. Generando una redistribución regresiva del ingreso que favorece el ahorro en “moneda dura” de los sectores de altos ingresos.
4. Manteniendo un tipo de cambio relativamente bajo (“dólares baratos”) mediante el endeudamiento público externo.
En síntesis, el financiamiento externo no ha sido aprovechado por todos los sectores sociales por igual, sino que ha favorecido fundamentalmente a los grandes grupos económicos locales y extranjeros y al propio capital financiero, que se ha convertido en el “pilar” del modelo macrista en tanto financiador del déficit en cuenta corriente.
El regreso del FMI a la Argentina no tiene otro objetivo que el de garantizar los intereses de ese sector, tarea que demandará, paradójicamente, el sacrificio de aquellos que no pudieron “vivir de prestado”
Nota: Andrés Wainer
La idea de que los argentinos (sin distinciones) gastan más de lo que producen y que “el mundo” nos ha hecho el favor de prestar plata para financiar dicho exceso ha logrado instalarse en ciertos sectores de la sociedad. Habría llegado el momento en que “el mundo” no estaría más dispuesto a seguir financiado nuestros “excesos”, con lo cual no quedaría otra que realizar dolorosos sacrificios.
La importancia de este diagnóstico es que apela al sentido común, al sostener que no se puede “vivir de prestado”, equiparando el funcionamiento de un cuerpo social complejo como una Nación a una situación cotidiana individual. La reducción de toda explicación económica y social al comportamiento individual cumple así la función ideológica de opacar las verdaderas causas de un fenómeno social complejo.
El problema
El gobierno se ha empecinado en señalar que el origen de todos los males radica en el déficit fiscal heredado de la gestión anterior, que habría incrementado el gasto público muy por encima de la recaudación tributaria. Sin embargo, a pesar del recorte en los subsidios económicos, este problema ha sido agravado por el actual gobierno al reducir tributos (como la eliminación y/o reducción de las retenciones a las exportaciones y del impuesto a los bienes personales) y al incrementar el gasto correspondiente a los pagos de intereses de la deuda pública que, según cálculos de CIFRA, pasaron del 1,4 al 2,2 por ciento del PIB entre 2015 y 2017.
De todas maneras, la cuestión central detrás de la última crisis cambiaria no es el déficit fiscal, sino el de cuenta corriente del balance de pagos, siendo éste el principal problema que registra la economía. El déficit fiscal, que es en pesos, puede ser financiado mediante el endeudamiento interno o bien con emisión monetaria (si esta última genera inflación o no es otra discusión). De hecho, aunque se lograra obtener superávit fiscal, la Argentina seguiría necesitando financiamiento externo debido al déficit en cuenta corriente.
Esto es lo que ha venido financiando “el mundo” (eufemismo para señalar a los grandes capitales financieros internacionales), es decir, el exceso de dólares que demanda la economía por sobre su capacidad para generarlos. Si bien entre 2002 y 2009 la Argentina logró obtener un importante superávit en cuenta corriente -fundamentalmente gracias a una fuerte contracción inicial de las importaciones a raíz de la crisis y luego debido a la mejora en los términos de intercambio-, desde 2010 en adelante la situación ha vuelto a ser deficitaria
Entre 2010 y 2015 este déficit fue afrontado por los gobiernos de CFK de un modo contradictorio, donde convivieron intentos por regular el comportamiento del capital extranjero con la búsqueda por reinsertar a la Argentina en el mercado internacional de crédito. Dado el litigio judicial con los fondos buitre, esta última opción se mantuvo restringida, frente a lo cual se optó por sacrificar una parte importante de las reservas internacionales acumuladas en el período anterior.
Lejos de resolverse, este problema se agravó tras el recambio gubernamental. El año pasado el déficit en cuenta corriente alcanzó el récord de 30.800 millones de dólares, equivalente al 4,8 por ciento del Producto Bruto Interno. Se ha resaltado la importancia del déficit comercial (5522 millones de dólares) y de servicios -incluye turismo- (9778 millones de dólares), pero estos rubros explican solo la mitad del déficit en cuenta corriente. El resto (15.906 millones de dólares) es explicado por las utilidades obtenidas por los inversores extranjeros y los pagos de intereses de la deuda externa.
Desde la asunción del gobierno de Cambiemos, ese déficit ha sido financiado mediante el ingreso de dólares especulativos (inversiones de cartera) y un acelerado proceso de endeudamiento externo (cuenta financiera). Esto fue posible en buena medida por el relativo bajo nivel de endeudamiento que tenía la economía en 2015 y por la implementación de la “bicicleta financiera” a partir de los altos rendimientos que ofrecían las Lebac y otros instrumentos financieros en “moneda dura”.
El virtual cierre de los mercados financieros internacionales y la retirada de buena parte de las inversiones especulativas explican la reciente corrida cambiaria. Si bien hubo un conjunto de factores externos y otros coyunturales que pudieron haber precipitado este escenario (sequía en el campo, suba de la tasa de interés en Estados Unidos, impuesto a las ganancias para las inversores extranjeros en títulos locales), estos se montan sobre los problemas estructurales que presenta la economía en su sector externo.
Los grandes operadores financieros a nivel mundial evaluaron que el déficit de cuenta corriente era demasiado alto y que la “gradualidad” del ajuste aplicado no alcanzaba para reducirlo y garantizar el repago de la deuda y el mantenimiento de los altos rendimientos financieros en dólares.
Restricción externa
Se afirma que el conjunto de la sociedad debe pagar los costos de “haber vivido de prestado” y que por lo tanto, como hace cualquier hogar o empresa, debe ajustar sus gastos a sus ingresos. Pero, como se señaló, el principal problema, y que desató la última crisis financiera (con inevitables consecuencias sobre la “economía real”), es la falta de divisas, es decir, la restricción externa.
¿Quiénes son los principales responsables de la restricción externa? En lo que respecta al déficit comercial, existe cierto sesgo de clase dado que la canasta consumo de los estratos de mayores ingresos suele tener un componente importado mucho mayor al promedio (por ejemplo, autos de gama media y alta, smartphones de alta gama, viajes turísticos al exterior). En cambio, el grueso de los asalariados gasta una mayor proporción de sus ingresos en alimentos, servicios básicos y otros bienes con menor contenido importado.
La redistribución regresiva del ingreso producida desde la asunción del gobierno de Cambiemos solo ha tendido a agravar este problema, fomentando el consumo de los estratos más altos en detrimento de los bajos y medios. La apertura comercial también ha fortalecido el proceso de desintegración productiva local, fomentando un incremento de las importaciones de insumos y de bienes de capital, que en muchos casos ha reemplazado producción local.
Además, la mitad del déficit de cuenta corriente corresponde a las ganancias obtenidas por las empresas transnacionales (y que no han sido compensadas con el ingreso de nuevas inversiones) y los pagos de intereses de la deuda externa. Mientras que lo primero responde al alto nivel de extranjerización alcanzado por la economía argentina (proceso que ha venido desarrollándose, con algunas oscilaciones, desde mediados de la década de 1990), el aumento del pago de intereses corresponde principalmente al acelerado proceso de endeudamiento externo de estos dos últimos años, cuyo destino no ha sido el de generar nuevos sectores en la economía real que puedan proveer divisas adicionales (exportaciones) o bien ahorrarlas (sustitución de importaciones), sino financiar la salida de dólares a través del comercio exterior, el turismo, la remisión de utilidades, el pago de intereses y la fuga de capitales.
Deuda y fuga
La fuga de capitales ha sido una constante en distintas etapas económicas desde las reformas aplicadas por la última dictadura militar (1976-1983), aunque ha variado en intensidad según distintas coyunturas. La misma se había reducido notablemente a partir de la introducción de los controles cambiarios a fines de 2011 (“cepo”), aunque ello generó también otro tipo de problemas que no serán analizados aquí.
Desde la eliminación de los controles cambiarios a fines de 2015, la fuga se reactivó fuertemente, alcanzando los 24.941 millones de dólares en 2017 y 9369 millones entre enero y marzo de este año, es decir, antes de que se desatara la corrida.
La fuga ha sido históricamente protagonizada por los grandes grupos económicos locales y extranjeros, a lo cual se suma una demanda menor pero también importante de individuos de sectores medios-altos que buscan conservar sus ahorros en “moneda dura”.
Esta fuga fue facilitada por el gobierno de Macri mediante varios mecanismos:
1. A partir de desarmar controles y restricciones a la compra de moneda extranjera.
2. Con la eliminación de tiempos mínimos de permanencia para las inversiones de cartera y el fin de la obligación de los exportadores de liquidar las divisas en el mercado de cambios.
3. Generando una redistribución regresiva del ingreso que favorece el ahorro en “moneda dura” de los sectores de altos ingresos.
4. Manteniendo un tipo de cambio relativamente bajo (“dólares baratos”) mediante el endeudamiento público externo.
En síntesis, el financiamiento externo no ha sido aprovechado por todos los sectores sociales por igual, sino que ha favorecido fundamentalmente a los grandes grupos económicos locales y extranjeros y al propio capital financiero, que se ha convertido en el “pilar” del modelo macrista en tanto financiador del déficit en cuenta corriente.
El regreso del FMI a la Argentina no tiene otro objetivo que el de garantizar los intereses de ese sector, tarea que demandará, paradójicamente, el sacrificio de aquellos que no pudieron “vivir de prestado”
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