viernes, 6 de octubre de 2017

Deuda externa, una ranking que no es bueno liderar

La estrategia de sustituir al Banco Central como principal fuente de financiamiento del déficit fiscal y en su lugar recurrir al endeudamiento externo ha dado sus frutos: en la era Macri, Argentina ha pasado a liderar el ranking de colocadores de deuda emergente.

Según datos de Bloomberg que recoge Carteco entre el 1 de enero de 2016 y el 18 de septiembre de 2017 los emisores emergentes han colocado deuda por casi u$s596.400 millones. De ese total, Argentina ostenta un monto cercano a los u$s42.000 millones, lo que representa un 7% del total catapultándola al primer lugar del Top Ten superando a China, que no llega a u$s40.000 millones y a países como México o Corea, que se arriman a montos de u$s25.000 millones, e incluso a Turquía y Rusia, que apenas superan los u$s13.000 millones. El Top Ten liderado por Argentina colocó en estos casi 21 meses deuda por un monto cercano a los u$s243.400 millones, lo que es más del 40% del total global. Pero el apetito oficial por buscar financiamiento en los mercados de capitales externos, luego de 15 años de abstinencia, conlleva curiosidades como que ya en el puesto 22 del mencionado ranking figura la provincia de Buenos Aires con u$s8.660 millones (1,5% del total).

De modo que mientras el Gobierno transita el pedregoso camino de volver a reposicionar al país en mejores ubicaciones en los principales ranking internacionales como el de Competitividad o el de Clima de negocios u otros que reflejan el nivel institucional y de desarrollo económico y social, por el momento ya se pasó a encabezar el de emisores de deuda emergente. Claro que el correlato de esto es que esta estrategia tiene un tiempo límite, que depende del humor (apetito) de los inversores extranjeros y de las condiciones de los mercados de capitales internacionales en momentos en que se avecina el final de las políticas monetarias expansivas que explican el boom de los activos financieros tras la crisis de 2008.

En el mientras tanto, la economía que tras el colapso de la convertibilidad se ufanó de tener superávits gemelos (fiscal y comercial), ahora se perfila a tener déficits gemelos por un tiempo. Así, el déficit de la cuenta corriente es financiado, precisamente, con la entrada de capitales externos. Al monitorear la evolución del Balance Cambiario en la era Macri se observa que hasta agosto pasado la cuenta capital registró un superávit de u$s65.106 millones, el cual tuvo como destino, además de cubrir el déficit de la cuenta corriente de u$s18.887 millones, engrosar las reservas del BCRA en u$s18.678 millones, pero u$s28.633 millones fueron a parar a los colchones, cajas fuertes e inversiones de residentes. O sea, casi el 44% del ingreso de capitales fue a retroalimentar el atesoramiento. Vale señalar que gracias a Dios los argentinos atesoraron divisas, porque si no la apreciación cambiaria hubiera sido insoportable. Ahora bien, del total de capitales ingresados, casi 65% corresponde a colocaciones de deuda pública, del Estado (49%) y de las provincias (16%). Mientras que la inversión externa directa sólo fue de u$s4.200 millones. Esto explica la "mejora" en el ranking. (Fuente: Ambito)

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