viernes, 12 de enero de 2018

El pez por la boca muere...

“La inflación es la demostración de la incapacidad de gestión porque significa que uno no puede administrarse con los recursos que tiene”, dijo Mauricio Macri el 31 de enero de 2014, al criticar a la gestión anterior por no poder frenar las tensiones de precios. A algo más de dos años de asumir, la administración de Macri acumuló una inflación cercana al 70 por ciento. En 2016 fue del 41 por ciento, la más elevada en 25 años, mientras que este año cerró en 25 por ciento, cuando la meta de inflación objetivo era 17 del por ciento.

Subestimar el problema de los precios fue un comportamiento reiterado del actual presidente. “Eliminar la inflación será la cosa más simple que tenga que hacer si soy Presidente”, había dicho en febrero de 2015. Las declaraciones de campaña fueron una cosa y la realidad de los datos duros, tras 24 meses de gestión, otra distinta. Diciembre de 2017 cerró con la inflación más elevada del año (3,1 por ciento) y se espera que haya inercia para los primeros meses de este año, por la incertidumbre con el dólar y la serie de ajustes anunciados en las tarifas.

Los distintos funcionarios del equipo económico de Macri tuvieron el mismo error de diagnóstico que el presidente. El ex ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, había asegurado que la devaluación de finales de 2015 no iba a impactar en los precios. Pero 2016 cerró con la mayor inflación en más de dos décadas. El presidente del Banco Central, planteó en cada una de sus conferencias de prensa de 2016, que la inflación era un impuesto que pagaban los pobres y había que reducirla a toda costa. A finales del 2017, el Gobierno le retiró el manejo de los precios por su falta de pericia para lograr domesticar el proceso inflacionario.

La política monetaria incluso entró en una encrucijada, por apostar a bajar la inflación con altas tasas de interés. Se generó una bola de nieve con el stock de Lebac que ahora impide reducir las tasas sin provocar temores de una corrida cambiaria. En la última licitación de pases, en donde se fija la tasa de referencia, sólo consiguió bajar el rendimiento de estos activos en 0,75 puntos, cuando en el mercado esperaban una caída de 3 puntos. Algunos analistas lo interpretaron como un acto de rebeldía de Sturzenegger con el Poder Ejecutivo, que intervino la meta inflacionaria, pero muchos otros aseguraron que no tenía otra opción. Esto se debe a que si no bajaba gradual los rendimientos en pesos la corrida podía ser difícil de frenar.

Para 2018 se espera, según el Poder Ejecutivo, una inflación del 15 por ciento. Pero en el mercado estiman que se ubicará encima del 20 por ciento. El cierre de las paritarias y los últimos anuncios sobre ajustes de tarifas y combustibles serán elementos claves para la evolución de los precios a lo largo de este año. Uno de los elementos que ahora genera preocupación en el equipo económico es que la volatilidad del tipo de cambio pueda provocar mayores subas de precios este año. (Fuente: Página 12)

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