Los precios mayoristas aumentaron 3,4 por ciento en febrero impulsados por los productos agropecuarios y energía eléctrica. Con ese avance, acumulan en el primer bimestre una suba del 4 por ciento y del 64,5 por ciento en los últimos doce meses, unos quince puntos por encima de la inflación minorista, lo cual inyecta expectativas inflacionarias para los próximos meses. En esa línea, la medición de expectativa de inflación que realiza la Universidad Di Tella marcó un 40 por ciento anual, muy por encima de la inflación del 23 por ciento pautada por el Gobierno en el Presupuesto 2019.
El índice de precios mayoristas viene en baja desde fines del año pasado, después de la explosión que mostró en el tercer trimestre junto a la crisis cambiaria, con un pico del 16 por ciento mensual en septiembre. En enero, el índice tocó un mínimo del 0,6 por ciento gracias a la estabilidad del dólar. Sin embargo, en febrero los precios mayoristas volvieron a reactivarse con el 3,4 por ciento, casi en la línea del 3,8 por ciento del minorista.
La suba de los precios mayoristas de febrero estuvo impulsada por un avance del 5,3 por ciento en los productos primarios, con el dato saliente del 7,1 por ciento en productos del agro. Ese desempeño se explica en primer lugar por la situación de precios de la carne. El aumento de la hacienda en Liniers se tradujo en febrero en fuertes subas minoristas: el kilo de asado subió 6,7 por ciento, la carne picada lo hizo en 6,6 y la paleta, un 6,5 por ciento. El cuadril se encareció 7,1 y la nalga, 6,7. Le siguieron de cerca hamburguesas congeladas (4,1) y salchichas (4,4).
Los productos manufacturados subieron a nivel mayorista un 2,4 por ciento traccionados por alimentos y bebidas (4,6 por ciento), productos metálicos básicos (3,5), madera y muebles (2,7) y caucho y plástico (2,7). El principal rubro mayorista que dio impulso el índice fue energía eléctrica, por la aplicación de parte del Gobierno nacional del primer aumento del año de la energía que distribuye Cammesa, del 38 por ciento. En tanto, los productos importados registraron en febrero una suba del 2,7 por ciento.
En doce meses, los precios mayoristas muestran un alza del 64,5 por ciento. El capítulo de energía eléctrica tiene una suba interanual del 68,6 por ciento a partir de la política de tarifazos, mientras que los importados acumulan un aumento del 83,9 por ciento. Entre los productos manufacturados, alimentos y bebidas tiene un incremento del 57,1.
La brecha entre los precios mayoristas y el índice minorista, que es de unos 15 puntos porcentuales, es uno de los factores que alimentan la expectativa inflacionaria, en la medida en que se espera que en algún momento se vaya achicando esa diferencia con nuevos traslados a las góndolas. Según la Universidad Di Tella, en marzo la inflación esperada por la población para los próximos doce meses saltó al 40,8 por ciento en promedio. De esta forma, la medición se incrementa en 3,9 puntos porcentuales respecto a la del último mes y vuelve a los valores de octubre, cuando se había disparado por la aceleración de la corrida cambiaria. El salto tuvo su mayor impacto en el interior del país, donde avanzó 6 puntos porcentuales, contra 4,8 puntos en la Ciudad de Buenos Aires y 2,5 puntos en el Gran Buenos Aires. En cuanto al nivel socioeconómico, las expectativas registran el alza más pronunciada en los sectores de ingresos bajos, con un salto de 5,2 puntos porcentuales.
El índice de precios mayoristas viene en baja desde fines del año pasado, después de la explosión que mostró en el tercer trimestre junto a la crisis cambiaria, con un pico del 16 por ciento mensual en septiembre. En enero, el índice tocó un mínimo del 0,6 por ciento gracias a la estabilidad del dólar. Sin embargo, en febrero los precios mayoristas volvieron a reactivarse con el 3,4 por ciento, casi en la línea del 3,8 por ciento del minorista.
La suba de los precios mayoristas de febrero estuvo impulsada por un avance del 5,3 por ciento en los productos primarios, con el dato saliente del 7,1 por ciento en productos del agro. Ese desempeño se explica en primer lugar por la situación de precios de la carne. El aumento de la hacienda en Liniers se tradujo en febrero en fuertes subas minoristas: el kilo de asado subió 6,7 por ciento, la carne picada lo hizo en 6,6 y la paleta, un 6,5 por ciento. El cuadril se encareció 7,1 y la nalga, 6,7. Le siguieron de cerca hamburguesas congeladas (4,1) y salchichas (4,4).
Los productos manufacturados subieron a nivel mayorista un 2,4 por ciento traccionados por alimentos y bebidas (4,6 por ciento), productos metálicos básicos (3,5), madera y muebles (2,7) y caucho y plástico (2,7). El principal rubro mayorista que dio impulso el índice fue energía eléctrica, por la aplicación de parte del Gobierno nacional del primer aumento del año de la energía que distribuye Cammesa, del 38 por ciento. En tanto, los productos importados registraron en febrero una suba del 2,7 por ciento.
En doce meses, los precios mayoristas muestran un alza del 64,5 por ciento. El capítulo de energía eléctrica tiene una suba interanual del 68,6 por ciento a partir de la política de tarifazos, mientras que los importados acumulan un aumento del 83,9 por ciento. Entre los productos manufacturados, alimentos y bebidas tiene un incremento del 57,1.
La brecha entre los precios mayoristas y el índice minorista, que es de unos 15 puntos porcentuales, es uno de los factores que alimentan la expectativa inflacionaria, en la medida en que se espera que en algún momento se vaya achicando esa diferencia con nuevos traslados a las góndolas. Según la Universidad Di Tella, en marzo la inflación esperada por la población para los próximos doce meses saltó al 40,8 por ciento en promedio. De esta forma, la medición se incrementa en 3,9 puntos porcentuales respecto a la del último mes y vuelve a los valores de octubre, cuando se había disparado por la aceleración de la corrida cambiaria. El salto tuvo su mayor impacto en el interior del país, donde avanzó 6 puntos porcentuales, contra 4,8 puntos en la Ciudad de Buenos Aires y 2,5 puntos en el Gran Buenos Aires. En cuanto al nivel socioeconómico, las expectativas registran el alza más pronunciada en los sectores de ingresos bajos, con un salto de 5,2 puntos porcentuales.
Fuente: Página 12
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