La divisa estadounidense se fortaleció ayer en el mundo y fue otro día complicado para las monedas emergentes, en la que el peso volvió a encabezar por lejos las caídas. En Argentina, el dólar mayorista subió 3,7% a $43,95, más del doble que en Brasil, el segundo más golpeado.
Las principales presiones locales son los temores de los capitales especulativos de un posible default durante el próximo mandato, ya sin dólares del FMI para afrontar vencimiento de deuda por casi u$s150.000 millones; la aceleración de la inflación; y la típica demanda preelectoral. A eso se sumó el descrédito a las medidas anunciadas la semana pasada, que los operadores juzgaron como "desesperadas": el paquete anticrisis y el congelamiento de la banda cambiaria hasta fin de año.
Así, con los grandes fondos de inversión a la cabeza, se aceleró la dolarización en sintonía con la ola vendedora de bonos, que llevó el riesgo país al récord de 963 puntos (ver página 7). La de ayer fue otra jornada de muy elevado volumen de operaciones, en la que se pactaron u$s889 millones, poco menos que el martes, que fue el pico de 2019 con u$s943 millones.
"La importante suba del riesgo país de ayer hace pensar que las presiones estuvieron encabezadas por los grandes jugadores (fondos de afuera que abandonan el país asustados por la caída de los bonos) pero el aliento que provocaron a los minoristas que se asustan ante la portada de los diarios también tiene un efecto negativo", explicó el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman. Además, distintos operadores de la city destacaron que bancos, empresas e inversores dieron la orden de comprar dólares durante todo el día.
En ese marco, el BCRA convalidó una suba de medio punto porcentual en la tasa de las Leliq, que quedó en 68,4%, la mayor del año. Y en un nivel que ahoga la economía real pero parece ya no dar grandes resultados.
La principal alarma es que la creciente tensión cambiaria sucede en el trimestre de mayor oferta de divisas, en el que el mercado preveía una relativa mayor estabilidad, aunque con días de estrés, producto de la temporada alta de la cosecha de soja. De hecho, abril es el único mes en que el dólar baja (0,5%) en el promedio del período 2003-2018. "Si con temporada alta de exportaciones, tasa de interés de política monetaria casi en 70% y elecciones lejos estamos así, ¿qué nos esperará en julio?", planteó Rajnerman, que estimó que el tipo de cambio llegará al techo de la banda después de mitad de año, cuando se reduzca la oferta del agro y se acerquen las PASO.
Para el mercado, en agosto se rompería ese límite, de acuerdo a la cotización del dólar futuro del Rofex, que ayer saltó en el promedio de los distintos plazos más de 3% en línea con el segmento de contado. Un dato clave es que los operadores desconfían de la capacidad de contención de los u$s150 millones que podrá vender el Central por encima de la banda puesto que, en lugar de anclar o acotar expectativas con el congelamiento del techo en $51,45, las expectativas de devaluación siguieron en alza: el día del anuncio oficial el futuro de diciembre operaba a $59; ayer cerró a $61,50.
Por su parte, Mara Ruiz Malec, economista del ITE, sostuvo que el riesgo de una espiralización de la dolarización de corto plazo está latente todo el tiempo desde la corrida de 2018, exacerbada ahora por la clásica incertidumbre electoral: "Mientras todavía haya inversiones de corto plazo ingresadas por capitales extranjeros que pueden irse de un día para el otro e inversiones en pesos que pueden pasarse rápidamente a dólares, cualquier chispa puede encender una corrida".
Fuente: BAE Negocios
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