martes, 10 de diciembre de 2019

Cepo y reservas, entre los principales desafíos del gobierno entrante

Alberto Fernández asumirá hoy con la urgencia de renegociar la deuda pública y poner otra vez la economía en marcha, después de dos años seguidos de recesión, algo que no se observaba desde el fin de la Convertibilidad.


Los equipos del sucesor de Mauricio Macri trabajarán en dos líneas simultáneas: por un lado Martín Guzmán en el ministerio de Hacienda deberá reestructurar los pasivos de la Argentina con acreedores privados y organismos multilaterales, y por el otro Matías Kulfas en Producción deberá impulsar medidas para reactivar la industria y fomentar las exportaciones.

La herencia de la gestión de Cambiemos tiene similitudes y diferencias con la que Cristina Kirchner dejó en 2015, aunque la actual es sin dudas más grave, ya que el nivel de endeudamiento está en un nivel crítico, se firmó un acuerdo por una cifra récord con el Fondo Monetario Internacional que condiciona a las autoridades del país y la actividad no da indicios de salir del atolladero en el que se sumió desde que en abril de 2018 comenzó la corrida cambiaria.

Por el contrario, el último gobierno kirchnerista había dejado una economía en marcha, y un bajo nivel de desocupación y endeudamiento.

Acaso los puntos en común puedan encontrarse en la cesación de pagos virtual en ambos casos (en uno por la falta de acuerdo con los fondos buitre y en el otro por el reperfilamiento), y un cepo cambiario que por lo menos la gestión actual "formalizó" en resoluciones. De esta manera, se evitarán saltos en la cotización del dólar, pero el ingreso de divisas por inversiones se verá afectado.

Las sucesivas rondas devaluatorias observadas a lo largo de los últimos dos años permitieron al tipo de cambio real mejorar sustancialmente, una variable clave para dinamizar las exportaciones y que, combinado con la compresión de las importaciones derivada de la recesión, revirtieron el resultado de la balanza comercial durante ese lapso.



Por su parte, las reservas internacionales se encontraban hasta ayer en US$43.784 millones y las netas, en torno a los US$15.000 millones, las cuales alcanzarían para afrontar pagos de deuda hasta junio o hasta fin de año si se "rereperfila" parte de la deuda, de acuerdo a estimaciones de la firma SBS.

Pero es justamente en este frente en donde Alberto recibirá el escenario más complicado. Macri prefirió defaultear Letras con el mercado local a hacerlo con la deuda externa en manos de acreedores privados. La tarea de Guzmán consistirá en que los tenedores de títulos argentinos, tanto internos como externos, y el FMI, acepten una extensión de plazos, período de gracia y recorte en el pago de cupones, o incluso una quita en el capital. De acuerdo al economista, el plazo límite es marzo de 2020.

Es que el creciente peso de los intereses sobre las cuentas públicas llevó a una lógica de ajuste infinito sobre el gasto que impide a la economía iniciar su reactivación, a pesar de que el "déficit cero" esté cerca de cumplirse.

En definitiva, la reestructuración, reservas netas y cepo son tres escollos que van de la mano que deberán ir resolviéndose de manera encadenada.

A partir del margen sobre el gasto que arrojen las negociaciones por la deuda, habrá espacio para mayores subas en jubilaciones, salarios públicos y aumento de subsidios para mantener contenidas las tarifas. Al mismo tiempo, el Central deberá abandonar la infructuosa política de emisión cero, que no logró hacer descender la inflación, destruyó el crédito que supuestamente Cambiemos pretendía desarrollar, pero sólo sirvió para llenar los bolsillos de los banqueros privados.

Recién entonces, comenzarán a traccionar la inversión, el consumo, el gasto público y las exportaciones, que tendrán como punto de partida un tipo de cambio mucho más competitivo y de la mano de la recuperación del crédito al consumo y a la producción.

Fuente: Ignacio Ostera (BAE Negocios)

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