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martes, 12 de septiembre de 2017
Una suba de empleos que no es tan suba
El aumento del empleo alegado por el Gobierno viene con forma de globo. Un análisis del Centro de Economía Política (CEPA) de los datos oficiales aclara que los “nuevos” puestos de trabajo son, en más de un 77 por ciento, casos de monotributistas –cuya regularización ha ido en aumento desde que pueden cobrar la Asignación Universal por Hijo–. El resto son empleados estatales. El empleo privado, y en especial el industrial, sigue con números negativos.
El CEPA desglosa por sectores la generación de empleo. De allí surge que:
En el sector privado (tomando los datos de trabajo en blanco, registrado) aún no se han recuperado los empleos caídos. Con respecto a noviembre de 2015, actualmente hay 33 mil puestos menos. Si la comparación se hace con diciembre de 2015, el número de empleos no recuperados es de 4300.
En el sector público hay 57.400 empleados más que en noviembre de 2015 (o 57.700 más, si la comparación es con diciembre).
El mayor aumento de trabajadores se da en la categoría de los monotributistas. Son 122.800 más con respecto a noviembre de 2015 (o 131.500 con relación a diciembre).
Esto quiere decir que de los 159.800 nuevos empleos, 122.800 (nada menos que el 77 por ciento) son de trabajadores monotributistas.
¿Cuál es la razón de este aumento, alto y concentrado en esa única categoría? Algunos economistas lo han atribuido a una precarización laboral, señalando que se trata de trabajadores que han pasado de estar en blanco en relación de dependencia, a tener que anotarse en el monotributo para continuar en ese u otro empleo.
Para el CEPA, la explicación es otra. “La dinámica económica permite inferir que ese efecto es sólo marginal. Es decir, no se está generando empleo precario de esas características, al menos de manera significativa”, dicen en el centro que dirige Hernán Letcher. Su lectura es que los “nuevos monotributistas” reflejan en realidad la reincorporación al monotributo de personas que habían sido dadas de baja “de oficio” y, por lo tanto, no aparecían en la estadística. “Estos contribuyentes no podían percibir la AUH como desocupados porque figuraban en los registros como inscriptos en el monotributo, pero tampoco podían cobrar la AUH como monotributistas, por la exigencia de estar al día en el pago de sus aportes”.
“Creemos que esos monotributistas regularizaron su situación para poder cobrar la asignación”, explicó Letcher. (El derecho a percibir la Asignación por Hijo fue reconocido a los monotributistas a partir de mayo de 2016.) Al regularizar su situación, estos monotributistas pasaron a ser contabilizados como nuevos trabajadores, “pero en realidad, están lejos de reflejar un cambio de dinámica en el empleo”.
De los “nuevos” puestos de trabajo, un 77 por ciento corresponde a monotributistas y el resto al empleo público (lo que indica que los despidos masivos de estatales de los dos primeros veranos de la gestión PRO no tuvieron el objetivo, como se argumentó, de sanear un Estado sobredimensionado (“la grasa de la militancia”, según palabras Alfonso Prat-Gay), sino de hacer lugar para nombramientos afines al macrismo y el radicalismo gobernantes.
En cuanto al sector privado, los puestos perdidos desde finales de 2015 aún no se han recuperado. Según los datos del Sistema Integrado y Previsional Argentino (SIPA), a junio de 2017 hay 80.200 puestos menos que los registrados a fines de 2015 (según la serie estacionalizada), o 33 mil menos en la serie desestacionalizada. La industria es la actividad más afectada, con números de empleo negativos, ya que tiene 60 mil trabajadores menos que en noviembre de 2015.
El informe del CEPA completa el cuadro con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, que marcan una tasa de desocupación del 9,2 por ciento para el primer trimestre de 2017. La última medición del Indec registró 212 mil nuevos desocupados. De ellos, 80 mil son personas que se incorporaron a la franja de población económicamente activa, y 131 mil corresponden a destrucción de empleo.
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