La industria se desplomó en noviembre. La caída de 13,3 por ciento frente al mismo mes de 2017 representa la mayor caída interanual desde mayo de 2002, cuando hubo un retroceso de 14,6 por ciento. La devaluación, el incremento en las tasas de interés, la apertura importadora, la pérdida en la capacidad de compra de los salarios, la destrucción de empleo, los tarifazos, el magro desempeño brasileño y el programa de austeridad con el FMI impactan de frente sobre la producción fabril. En once meses de 2018, la actividad acumuló una baja de 3,8 por ciento frente al mismo período del año anterior. El dato configura la mayor caída sectorial en dieciséis años. Los rubros más afectados por la crisis económica fueron el textil, caucho y plástico, metalmecánica y automotriz. La parálisis en la obra pública y la incertidumbre financiera que resintió los proyectos privados arrastró además a la construcción que, según informó ayer el Indec, registró en noviembre una merma de 15,9 por ciento frente al mismo mes de 2017. La actividad marcó así su peor caída desde octubre de 2016, cuando cedió 20,7 por ciento.
Como sucedió en los meses previos, la caída más profunda en el Estimador Mensual Industrial (EMI) fue para la industria textil: marcó un retroceso del 32,2 por ciento en noviembre y una caída de 13,6 por ciento acumulada en once meses. Al impacto de la apertura importadora se sumaron este año la contracción del consumo interno, el impacto de la devaluación sobre los insumos dolarizados y el incremento en el costo del financiamiento. La deriva experimentada por la actividad se explica por una merma del 32,8 por ciento en el bloque de hilados de algodón, mientras el de tejidos lo hizo en 25,3 por ciento. La caída en la actividad textil arrasó también con la producción de fibras sintéticas y artificiales, un rubro perteneciente al bloque de sustancias químicas, que cayó 50,5 por ciento en noviembre.
El derrumbe registrado a lo largo de los últimos meses reactivó las tímidas críticas de la Unión Industrial Argentina. “Sin dudas, este es el año más difícil para la industria desde 2002. Cuando usted tiene un motor, hace crecer todo. Hoy ese motor se apagó, por el tema de los cuadernos y un montón de cosas, hemos tenido devaluación y estamos haciendo un ajuste y en recesión”, consideró diez días atrás el presidente de la entidad, Miguel Acevedo. La caída en la actividad textil fue acompañada por un fuerte retroceso en la industria metalmecánica del 26,2 por ciento interanual en noviembre y 8,8 por ciento en el acumulado enero-noviembre del año pasado. La caída se explica por el impacto de la recesión sobre las actividades agrícolas, la construcción y la línea blanca.
La producción de caucho y plástico, por su parte, cedió 17,4 por ciento en noviembre y 9,3 en once meses. La caída en la producción de neumáticos se explica por la contracción en las ventas para automóviles, a lo que se sumó la baja del segmento cubiertas grandes para maquinaria agrícola y camiones. El retroceso en el rubro plástico también permite dimensionar el alcance generalizado de la crisis económica. Cayeron los pedidos de bandejas, cajones y otros envases plásticos para empacar alimentos, así como botellas y tapas para aguas y bebidas gaseosas. Además, se observa una merma en la fabricación de caños, perfiles y piezas plásticas utilizadas en la actividad constructora y el sector eléctrico. También cede la demanda de autopartes plásticas para la industria automotriz.
En tanto, la industria automotriz cayó 14,8 por ciento en noviembre respecto al mismo mes del año pasado, aunque en once meses mantiene un alza del 5,5. Para el Indec, “la menor actividad automotriz en noviembre se vincula con la disminución del nivel de demanda interna”.
En el contexto de bajas tan fuertes, el Indec informó que a partir de febrero el EMI será reemplazado por el “índice de producción industrial manufacturero” que, según asegura, sumará sectores de la industria que no formaban parte del relevamiento. Por eso, no será posible compararlo con el índice vigente.
A lo largo del año pasado las empresas aceleraron los procesos de reducción de personal y, según el Indec, una de cada tres espera ajustar sus plantillas antes de que termine febrero. Las cifras de la seguridad social indican que en octubre se contabilizaban 119.500 empleos registrados menos que en el mismo mes del año anterior. Las industrias manufactureras explicaron la mayor parte de ese retroceso, con 49.500 posiciones por debajo del mismo mes de 2017. La destrucción de empleo industrial es una constante durante la gestión de Cambiemos con caídas en 34 de los 35 meses cubiertos por las estadísticas oficiales. Se perdieron 115.000 puestos fabriles desde que comenzó el gobierno de Mauricio Macri.
Fuente: Página 12
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