Al respecto, el director socio de Consultora Ledesma, Gabriel Caamaño Gómez, dijo a BAE Negocios: "Es una constante el desarme de posiciones en pesos, nunca dio positivo desde que empezó la crisis. Hay desconfianza, claramente. Ese es un dato que te muestran también el riesgo país y el diferencial de tasas en pesos y dólares. La tasa en pesos es alta para compensar esa desconfianza. Hoy el Gobierno no tiene acceso al mercado voluntario de deuda. Se endeuda con el FMI y se desendeuda con los privados, también en pesos. A una buena parte de esos pesos que paga el Tesoro, los privados no residentes decide convertirlos a dólares".
La fuga de los residentes totalizó US$1.339 millones y en el año alcanzó los US$10.881. El primer semestre se subió así al podio de los peores arranques para este indicador. Con todo, en junio fue menor al nivel de mayo. Para Caamaño Gómez eso no es tan sólo señal de más confianza de los argentinos: "Que desacelere la formación de activos externos no quiere decir que mejoró la confianza de los residentes. Algo de eso hubo pero también hay efecto ingreso, es decir que comprar dólares cuesta más por la caída del salario en dólares, y también efecto sustitución por la tasa real en pesos alta".
Los datos de junio del MULC fueron publicados ayer por el BCRA. Se vio una nueva mejora del balance de bienes, que aportó, de la mano de la caída interanual de los pagos por importaciones, una entrada de US$2.381. Los cobros por exportaciones cayeron 2,2%. Pero los pagos por importaciones sufrieron un desplome de 33,1%, lo que muestra que la mejora por el lado de los bienes sigue estando relacionada con la recesión productiva.
Los servicios moderaron el rojo y "sólo" generaron una pérdida de US$498 millones. Los pagos de intereses de la deuda marcaron que junio no fue el más grave de lo meses y "sólo" se fueron US$900 millones por esa razón. Con todo, la cuenta corriente dejó un ingreso neto de US$933 millones.
El resto de la historia es la que ya venía mostrando la dinámica cambiaria de la crisis: la cuenta financiera sigue dando señales de la desconfianza de los inversores privados. Eso se ve sobre todo en los meses en los que el FMI no realiza desembolsos, lo que maquilla el resultado. Esta vez el rojo de la cuenta financiera fue de US$2.521 millones. Y por eso la contracción de las reservas fue de US$936 millones. La tendencia muestra suba de reservas en los meses de los desembolsos y luego drenaje explicado por la fuga, el pago de intereses de la deuda, la remisión de utilidades de las empresas y el flujo negativo de las inversiones especulativas de los extranjeros.
Fuente: BAE Negocios
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