“Nosotros no creemos que sea un fallo ajustado a derecho”, dijo Elizabeth Gómez Alcorta, abogada defensora de Milagro Sala, apenas escuchó la sentencia. “No podemos saber cuáles son los argumentos porque recién los vamos a tener el 3 de febrero. Una vez que los veamos, sabremos las razones en las que fundaron este veredicto que para nosotros es injusto y no está ajustado a derecho. Hemos demostrado en este juicio claramente que no hay ninguna prueba válida para decir que Milagro haya enviado a alguien manifestarse el 16 de octubre de 2009. Además dijimos que, eventualmente, aunque quisieran creerle al único testigo –que trabaja para Morales, que fue traído al juicio por Morales y que casualmente se encontró con el abogado de Morales– no queda ninguna duda de que es al único que podría haber mandado. Pero esa persona ni siquiera fue al escrache. Entonces la lógica más elemental del derecho entiende que no pudo ser una instigación. Habrá que ver, dijo después, qué teoría están utilizando estos jueces, porque quizá están innovando en dogmática”.
Los jueces Juárez Almaraz, María Alejandra Cataldi y Santiago Díaz hicieron un fallo por unanimidad. Tal como lo había pedido la defensa, dieron por prescripto el delito de amenazas agravadas, algo que ya se había evaluado cuando el expediente pasó por la Sala IV de la Cámara de Casación Penal. Pero la condenaron por daños agravados. Ordenaron el secuestro de un auto Fiat, de Graciela López, medida que ninguna de las partes pidió. Ni siquiera lo mencionaron un pedido de extracción del testimonio de Cochinillo René Arellano, solicitado por las defensas, que lo denunciaron por falso testimonio. Y dispusieron que los tres condenados: Milagro Sala, Graciela López y Salvatierra hicieran trabajo social en Cáritas. En ese momento, en la sala casi se escucharon risas. Milagro les dijo a sus abogados que no tenía ningún problema con el trabajo social que hace todos los días de su vida, pero que no quería hacerlo en Cáritas sino con los curas de Paco.
En febrero, cuando se difundan los fundamentos, la defensa presentará su apelación. Pero con los elementos del debate pueden inferirse algunos datos. Uno, es el agravante del daño. Fiscales y querellas consideraron que el agravante existió porque entendieron que el Centro Profesional de Ciencias Económicas, donde se hizo la protesta, es un espacio público, un dato que la defensa cuestionó con la lectura del reglamento, calendario de actividades y jurisprudencia. Pero, en cambio, no hay hipótesis que expliquen las razones por las que condenaron a Milagro Sala por la “instigación” al daño. Más allá de las palabras de Arellano, el único testigo que la sitúa en un reunión para planificar la protesta, lo que queda en pie es un torrente de datos que fiscalía y querella presentaron como indicios: videos de acciones previas y quemas de neumáticos, una narrativa de la protesta construida como “consuetudinaria de violencia”, “grupos paramilitares” y la figura de Milagro Sala como cabeza de una organización social construida en esa clave. Es decir, el contexto. El encuadre que quieren construir para ésta y las próximas condenas por las formas de la protesta social. Tampoco se entendió el monto de la pena. Los fiscales habían pedido tres años en suspenso, pero por los dos delitos. Ahora, sin uno de los dos delitos en juego, los jueces también agravaron la pena.
Cuando todo terminó, el padre Paco se levantó de la silla, callado, como muchos, por el espanto. “Es una vergüenza”, fue lo que le salió. “Que den la prescripción por amenazas y no por daños es vergonzante, pero no nos esperábamos menos de una justicia tan parcial como la de Jujuy. Así que no nos extraña, aunque sea totalmente injusto”.
Lita Boitano llegó a Jujuy hace una semana y volvió ayer para acompañar a Milagro Sala en la sentencia. Una semana atrás no podía creer lo que escuchaba en la audiencia. Un alegato cargado de narrativa terrorista: grupos paramilitares, uniformados, atacantes, violencia. Y menos pudo creerlo cuándo los fiscales achacaron a los manifestantes las figuras de coordinación y planificación en el escrache. Anoche la sorpresa era otra cosa. “Bronca”, dijo Lita. Que no pudo pronunciar ninguna otra palabra.
Llovió a la hora de la condena. Raúl Noro, el compañero de Milagro, salió de la sala. “Primero, éste es un fallo de Morales, no de la Justicia”, dijo Juan Cabandié. “Pero al mismo tiempo es un fallo combinado con las otras causas, tres años en suspenso significa que están esperando que la condene en otras causas para que tenga cumplimiento efectivo”. Eva Arroyo, de HIJOS, sacó un comunicado lo más rápido que pudo. “Desde HIJOS Jujuy repudiamos enérgicamente el fallo vergonzoso que emitió el TOF hacia los integrantes de la organización Tupac Amaru. Estamos más que convencidos que este fallo tiene como objetivo el cercenamiento del derecho a la demanda, y la criminalización de la protesta social”.
Había habido un primer momento de festejo, cuando se escuchó el primer sobreseimiento. Los militantes del Frente de la Victoria y diputados que llegaron desde todo el país celebraron hasta que todo quedó clausurado con el avance de la lectura de la sentencia. Cuando terminó, el sobreseimiento por amenazas se leyó como la búsqueda de una retórica de imparcialidad. Hoy Milagro Sala se enfrentará al cierre de otro juicio, un proceso contravencional por el acampe de diciembre que tiene una pena máxima de 10 días de arresto y una multa graduada en unidades de nafta súper. Mientras tanto, en el pasillo de una posada del centro, Martín, un conserje joven, tenía la cara llena de lágrimas. ¡Nosotros, los jujeños –dijo– somos los que tenemos que pedirle perdón a Milagro! (Fuente: Página 12)
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