Cuando pensamos que no se podía jugar peor la selección nos volvió a mostrar que siempre puede algo más. Con Messi y sin él, esta selección no encuentra un engranaje, un funcionamiento, y tampoco las individualidades responden. El día de ayer, frente al seleccionado paraguayo, vimos una de las peores caras de la selección Argentina en los últimos 10 años de este ciclo de jugadores. Una línea de fondo desajustado, un medio campo sin pase de construcción y una delantera estática, que las pocas chances que tiene no las aprovecha.
La selección de Paraguay, ordenada, con un medio campo de juego rápido, con Almirón, O. Romero y González, más un delantero como Romero que aguanto y descargo de primera, fue superior en el contexto que pudo llevar su plan de juego adelante y en el primer tiempo, con el gol de González, marco la diferencia y también pudo haber marcado un gol más.
Hoy estamos preocupados por estar en zona de repechaje, pero el análisis tiene que ser más profundo. Tenemos que buscar los errores tácticos pero también la falta de rendimiento de los jugadores. La renovación tiene que ser urgente y a Bauza le quedan pocos cartuchos por jugar.
La próxima doble jornada nos enfrentara al puntero Brasil y a la selección Colombia de Pekerman, dos rivales durísimos para volver a acomodar el volante de esta Ferrari que viene de choque en choque.
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